viernes, 7 de mayo de 2010

El GRAN RETO MEXICANO: EL XOLOITZCUINTLE

ESCUCHA MÉXICO:
Se plantea un reto para todos los origamistas mexicanos, los creadores a crear y los no creadores a aprender, para el diseño de un Xoloitzcuintle o perro azteca.
Tienen dos meses para completar y mostrar su diseño, enviando una o varias fotos a mi dirección: eric_madrigal_cr@hotmail.com. El premio será el nuevo libro de Toshikazu Kawasaki, llamado The Greatest Origami Dream. El jurado que determinará el ganador está integrado por Guadalupe Martínez de México, Eric Madrigal de Costa Rica y Felipe Moreno de España.
Esta maravillosa raza de perros, herencia de la ancestral cultura azteca, se mantiene hasta el día de hoy, protegido por personas que los aman y que han perpetuado la raza. El Xoloitzcuintle es un perro endémico de México y su nombre procede del Nahuatl. El origen etimológico del nombre está tambien relacionado con el dios de la vida y de la muerte, que era representado con una aspecto mostruoso.


Este perro, natural de México, es una raza muy antigua, originándose, según algunos cálculos, hace más de tres mil años. En la Mitología azteca, se creía que los xoloitzcuintles acompañaban a las almas de los difuntos cuando viajaban al Mictlán, el inframundo, por lo que eran sacrificados y enterrados junto con los muertos a los que debía guiar. Hay leyendas que hablan de que Xolotl le dio el xoloitzcuintle como regalo al Hombre, habiéndolo fabricado de una astilla del Hueso de la Vida, el hueso del que toda vida fue creada. Debido a esto era considerado sagrado por los aztecas, manifestándose esta adoración en muchas representaciones esculturales y pictográficas.

Algunas culturas precolombinas adoptaron este perro, otras prefirieron consumir su carne como platillo. Después de la colonización europea, estuvo muy cerca de desaparecer, siendo rescatado de la extinción por la apreciación hacia este perro de los miembros de la FCM (Federación Canina Mundial), la cual inició un programa de registro y reproducción el 1 de mayo de 1956. A pesar de que fue exhibido en las competiciones de belleza canina, en los Estados Unidos desde 1883, y aceptado en las federaciones más respetadas, no logró gran aceptación popular. A mediados del siglo XX su popularidad en México tuvo un renacer, llegando a ser admitido en muchas federaciones caninas mexicanas. En el presente es reconocido por muchas de las más distinguidas federaciones en otros países y federaciones internacionales, como la FCI, aunque en algunos países, como en los Estados Unidos, no tiene tanta aceptación.

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